En los últimos años, el hielo marino antártico, vital para la estabilidad del clima global, ha mostrado signos alarmantes de debilitamiento e incluso desaparición en algunos sectores. Este fenómeno preocupa a la comunidad científica, ya que el comportamiento del hielo antártico tiene repercusiones que se sienten en todo el mundo.
«La presión sobre cualquier parte del sistema climático genera efectos dominó que pueden tardar años en manifestarse,» explica Ella Gilbert, climatóloga polar del British Antarctic Survey. El hielo marino antártico es esencial para el equilibrio del sistema climático global y el comportamiento de los mares. A pesar de que la Antártida puede parecer lejana, su estabilidad es crucial.
Hasta hace poco, el hielo marino antártico fluctuaba de manera predecible entre mínimos estivales y máximos invernales. Sin embargo, después de un mínimo récord en 2016, la situación cambió drásticamente. En febrero de 2023, el hielo marino alcanzó su extensión más pequeña de la historia con solo 1,91 millones de kilómetros cuadrados. A pesar de las expectativas de recuperación, el hielo experimentó seis meses de mínimos históricos durante un año en el que las temperaturas superficiales del mar alcanzaron niveles sin precedentes.
En el punto álgido del invierno en julio de 2023, la Antártida registró una pérdida de hielo equivalente al tamaño de Europa Occidental. Ariaan Purich, investigador del clima antártico en la Universidad Monash de Australia, expresó su sorpresa: «Todos pensábamos que el mínimo era lo peor que iba a pasar; era 2023, no 2070. Así que cuando llegó el invierno, no dábamos crédito».
En 2024, la extensión del hielo marino antártico ha alcanzado otro mínimo casi récord con solo 1,985 millones de kilómetros cuadrados el 20 de febrero. Los científicos observan un «cambio de régimen» profundo en la Antártida y tratan de comprender las futuras implicancias de esta situación. Durante la transición del verano al invierno, el hielo marino se expande significativamente, cubriendo aproximadamente el 4 % de la superficie terrestre.
El proceso de formación del hielo marino antártico es complejo. Durante la noche polar del invierno, el hielo crece sobre zonas de aguas abiertas en la plataforma de hielo flotante. Estas áreas, conocidas como polinias, se congelan al ser salpicadas por la nieve, formando el hielo pieza a pieza. Este mosaico de hielo costero es crucial por varias razones. Primero, mantiene el agua de mar caliente alejada del hielo terrestre, protegiendo los glaciares. Además, el hielo marino refleja parte de la energía solar al espacio, contribuyendo al efecto albedo.
Las plataformas flotantes de hielo marino también desempeñan un papel clave en el ecosistema antártico, proporcionando hábitat para especies como los pingüinos y el krill. El krill, que se alimenta de algas fotosintéticas en el hielo, juega un rol vital al capturar dióxido de carbono, el cual se deposita en el fondo del océano a través de sus heces, contribuyendo a la regulación del carbono en el océano.
El declive del hielo marino antártico es una señal de alerta sobre el estado del clima global. La comunidad científica enfatiza la necesidad de tomar medidas urgentes para mitigar los efectos del cambio climático y proteger estos ecosistemas cruciales. La estabilidad del hielo marino antártico es fundamental no solo para la Antártida, sino para todo el planeta.