noviembre 22, 2024
Cuando una persona viaja a un país nuevo como turista o para vivir, una de las maneras más fáciles de adentrarse o conocer su cultura es a través de su cocina.

Cuando una persona viaja a un país nuevo como turista o para vivir, una de las maneras más fáciles de adentrarse o conocer su cultura es a través de su cocina.

Esto se puede conseguir con la gastronomía, una disciplina –considerada un arte y una ciencia–  que estudia las relaciones de las personas con su modo de alimentación y con su entorno cultural y ambiental. Hay muchos países en el mundo, que al pensar en alguna de sus características más importantes nos viene a la cabeza la gran calidad y variedad de su comida: Perú, Francia, Italia, España o Japón son claros ejemplos, pero también hay otro país con el que pasa lo mismo: México.

Su arte culinario es conocido en todo el mundo, prácticamente en cualquier ciudad del planeta podemos encontrar restaurantes o cantinas mexicanas.

A lo largo de su historia, el país ha tenido un gran mestizaje cultural, reflejándose en su gastronomía. La cocina prehispánica se ha ido mezclando con otras de diferentes orígenes; primero con los españoles que trajeron nuevos alimentos, entre ellos: arroz, aceite de oliva, numerosas especias y nuevos animales de ganado: el cerdo, el caballo, vacas y aves de corral.

La cocina española ya había tenido una mezcla importante después de siglos de convivencia con la cultura árabe. Posteriormente, el mestizaje siguió, gracias a la inmigración libanesa, china y la influencia francesa durante el largo gobierno de Porfirio Díaz.

En 2010, la cocina mexicana fue considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, aunque la declaración de dicho organismo hace referencia concretamente a la cocina tradicional.

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