noviembre 22, 2024

El “Proyecto de salvamento arqueológico La Mandarina” comenzó en 2015 como respuesta institucional a la construcción de un desarrollo turístico en el ejido El Monteón, municipio de Compostela, Nayarit, que incluye un hotel con villas en renta y en venta para el disfrute de visitantes nacionales y extranjeros de alto poder adquisitivo. El lugar cuenta con un club de playa, áreas recreativas con canchas de tenis y basquetbol, un campo de polo, áreas para el paseo de caballos, un spa, espacios con albercas, un conjunto de construcciones para la distracción y recreo de los niños –llamado Kids Club–, así como oficinas para los servicios y otras dedicadas a la administración del desarrollo. Las villas e instalaciones se encuentran tanto en la zona de montaña como en las partes bajas que limitan con la playa Canalán, una de las múltiples bahías en la riviera nayarita. Las villas se hallan dispersas y entremezcladas con la vegetación selvática característica de la región, mientras que las instalaciones recreativas y de oficinas se localizan en la zona más plana y baja del área. En conjunto, el desarrollo turístico abarca 256 ha, de las cuales algunas se trabajarán en años venideros, y se prevé su continuidad en 2021.

Los trabajos en La Mandarina y sus resultados

Se han realizado hasta el momento múltiples excavaciones, tanto de pozos de sondeo de diversas medidas como otras extensivas para recuperar elementos arqueológicos; se han obtenido abundantes materiales cerámicos, lítica pulida y tallada, así como fragmentos de cascabeles de cobre. Se localizaron entierros humanos, uno primario y el resto secundarios, así como algo de concha. Los datos basados en la cerámica han arrojado fechas tentativas tanto del Preclásico Tardío (300 a.C-100 d.C.) como del Posclásico (1000-1530 d.C.).

En cuanto a arquitectura doméstica, se excavaron dos pequeñas estructuras de cimientos de piedra, con fachada de cantos rodados y forma alargada, que están hincados con ligero talud en el tepetate y con sus esquineros bien definidos. Sobre esos se colocaron piedras y guijarros a manera de muro. La Estructura 1 fue afectada por una vialidad interna que une a dos villas, sin contar con los daños generados por la construcción de infraestructura moderna, que la destruyó en parte en décadas pasadas.

En la Estructura 1 se recuperaron 31 vasijas de formas variadas, algunas de ellas fragmentadas, localizadas en las caras interna y externa de los cimientos, así como en medio de las dos hiladas de piedra que los conforman; varias devasijas tenían por tapa un cajete invertido que completaba el binomio.

También se recuperó cerámica, lítica tallada y pulida, así como algunos elementos de metal, posiblemente cobre. En determinados lugares se localizó hueso muy quemado, posiblemente humano; es notable la existencia de diez cuentas y dos dijes de piedra verde local en el sector noreste de la estructura, sin asociación con ningún entierro. En la Estructura 2 se localizaron, entre fragmentadas y completas, 24 vasijas de formas diversas, algunas con un cajete por tapa. Se practicó microexcavación en seis y al observarse en su interior huesos calcinados, se consideró que se trata de entierros secundarios.

Víctor Francisco Heredia Guillén. Maestro en estudios mesoamericanos por la UNAM, ha participado y coordinado proyectos arqueológicos en Veracruz, Michoacán, Ciudad de México, Guerrero, Tabasco, San Luis Potosí y Tamaulipas, así como en Honduras.

Sergio Tejeda Rodríguez. Arqueólogo por la Universidad Veracruzana, ha participado en proyectos de investigación y de salvamento arqueológico en Hidalgo, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Zacatecas y Puebla.

Jessica Rodríguez Molina. Pasante de la carrera de arqueología por la ENAH, ha trabajado en la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, como integrante y coordinadora de proyectos en Hidalgo, Ciudad de México y Nayarit.

Aldo Germán Dena Castro. Pasante de la carrera de arqueología por la Universidad Autónoma de Zacatecas, ha participado en proyectos arqueológicos en la Ciudad de México y Zacatecas.

Magdalena Martínez Hernández. Pasante de la carrera de arqueología por la Universidad Autónoma de Zacatecas, ha participado en proyectos arqueológicos en Jalisco, Zacatecas y Sinaloa.

Irel Mata Villa. Pasante de la carrera de arqueología por la ENAH, ha trabajado en los estados de México, Colima, Michoacán y Ciudad de México. (Todos los autores forman parte del “Proyecto de salvamento arqueológico La Mandarina”.)

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Heredia Guillén, Víctor Francisco, “Salvamento arqueológico en La Mandarina. Costa Sur de Nayarit”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 94, pp. 84-89.

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