La gastronomía mexicana es una de las más populares en cualquier parte del mundo, gracias a su diversidad en sabores e ingredientes. Entre los ingredientes básicos y más representativos de los platillos mexicanos está: el maíz, el cilantro, el chile, el frijol, el piloncillo, el nopal y el jitomate.
El jitomate es originario de Perú, Ecuador, Bolivia y Chile. Sin embargo, se considera a México como el centro de su domesticación.
Jitomate en la cocina mexicana
La palabra tomate proviene del náhuatl xictitomatl, que significa “tomate de ombligo”. Nombre recibido por la cicatriz que deja al desprenderse de la planta. En cuanto a su producción, México es uno de los principales proveedores a nivel mundial.
Una gran mayoría de los platillos mexicanos utilizan el jitomate como el ingrediente principal. Por esta razón, se ha convertido en un referente para la gastronomía mexicana. Además, la utilización del jitomate es infinita, con él se logran preparar miles de platillos. Así como, todo tipo de salsas, caldillos, guisos y moles.
Nuestro país ocupa el décimo lugar, con una producción de 3 millones 433 mil 567 toneladas. El 1.63% de la producción mundial de tomate fresco. Dentro de la producción nacional, Sinaloa es el estado donde se produce más volumen de jitomate.
La producción de la fruta, representa el 22.5% de las hortalizas cultivadas en el país. Por lo que su cultivo se encuentra disponible durante todo el año.
Propiedades y beneficios
Su sabor es uno de los más singulares dentro de la cocina mexicana. Y, gracias a sus propiedades, se ha convertido en una buena fuente de fibra, proteína C y potasio.
Además, su color indica un alto porcentaje de betacarotenos, una forma de vitamina A. Incluso, es utilizado como medicamento natural, debido a sus propiedades medicinales, como antiséptico, alcalinizante, depurativo, diurético, laxante, desinflamatorio, entre otros.
Se recomienda que este sea consumido de preferencia crudo, ya que de esta manera conserva mejor sus propiedades.
