El mole de Oaxaca es uno de los platillos más emblemáticos y apreciados de la gastronomía mexicana. Este complejo y delicioso sauce es el resultado de una rica fusión de culturas y tradiciones culinarias.
El mole de Oaxaca se caracteriza por su color oscuro y su consistencia espesa, lograda gracias a la combinación de una gran variedad de ingredientes, incluyendo chiles, especias, semillas, frutos secos, chocolate y otros. Entre los chiles más utilizados en su preparación se encuentran el ancho, el mulato, el pasilla y el chipotle, que le dan un sabor profundo y picante.
La preparación del mole de Oaxaca es un proceso laborioso que requiere tiempo y dedicación. Primero, se tuestan los chiles y las especias para liberar sus aceites y sabores. Luego, se muelen en un metate o molino para obtener una pasta homogénea. Finalmente, se cocina la pasta con chocolate, semillas y otros ingredientes para darle la consistencia y el sabor deseado.
El mole de Oaxaca se sirve tradicionalmente con carne de pavo o pollo, aunque también se puede acompañar con otros platillos como enchiladas, tamales o arroz. Es un platillo que se disfruta en ocasiones especiales y celebraciones, como bodas, fiestas y reuniones familiares.
La riqueza y complejidad del mole de Oaxaca han sido reconocidas por la UNESCO, que lo ha declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este platillo es un orgullo para la gastronomía mexicana y un ejemplo de la diversidad y creatividad culinaria del país.