La realidad de este sector es: (I) aporta riqueza al país – cerca del 9% del PIB; (II) apoya nuevos empleos – siendo el primer empleador de jóvenes; (III) fortalece oportunidades – segunda industria en empleo a mujeres, y; (IV) fomenta la igualdad social – los municipios turísticos presentan índices de marginación inferiores a la media nacional.
A nivel global, el turismo presenta una tendencia imparable; más del 10% del PIB Mundial, creando 1 de cada 4 empleos de los que se generaron entre el 2015 y el 2019 y la tercera industria con mayor crecimiento, después del sector financiero y tecnología de la información.
Es una realidad que la pandemia ha afectado a esta industria como a pocas. En conjunto, el sector ha decrecido su PIB en casi 50% (x6 superior a la caída del PIB nacional).
Sin embargo, el sector turístico de placer ha demostrado una recuperación sólida desde agosto, derivado fundamentalmente de la recuperación de la conectividad aérea.
Por el contrario, el turismo de negocios presenta recuperación tibia; la economía mexicana aún adolece del dinamismo necesario para poder prever una recuperación rápida.
El sector restaurantero enfrenta un reto adicional; el empobrecimiento de la población lleva a que un mayor porcentaje del ingreso familiar se destine a cubrir necesidades básicas y menos al ocio y el esparcimiento.
En términos de inversión, ésta ha venido decreciendo en los últimos 3 años, derivado de un encarecimiento del capital, incremento de incertidumbre económica y jurídica, mayor costo de oportunidad y la incertidumbre derivada de la pandemia. La lectura positiva es que el sector empezaba a enfrentar un exceso de oferta con la consecuente merma de valor.
La disminución de la inversión permitirá que la oferta y la demanda vuelvan a equipararse. Asimismo, vemos un incremento de la competencia por diferenciación, potenciando así el valor agregado que los destinos y productos ofrecen. Esto, está permitiendo la entrada de nuevos actores en el mercado.
Atendiendo a los riesgos, la economía, la seguridad y la falta de coordinación, conjuntan una buena parte de las preocupaciones de los líderes del sector. El primero de los rubros señalados, afecta de manera transversal a todo el sector. El mal desempeño de la economía nacional y de la inversión en el país, está teniendo una afectación notable en el turismo de negocios.
En materia de seguridad, el impacto es similar a otros sectores productivos del país: caída de la inversión, pérdida de valor tangible e intangible, escenarios de recuperación extremadamente prolongados, entre muchos otros. Desgraciadamente, el control de este riesgo se escapa en muchas ocasiones de las manos de los empresarios del sector.
Para atender los riesgos y oportunidades que el sector presenta para México, el reclamo de la industria es lograr restablecer comunicación, diálogo y la alineación de objetivos con el sector público, a través de mecanismos de coordinación que si bien, históricamente no han sido perfectos, han permitido llevar a la industria turística mexicana a la situación de liderazgo mundial que presenta en la actualidad.
Estamos ante un sector consolidado en México, que le genera amplios beneficios económicos y sociales, con una demanda en expansión y, con un gran potencial futuro para el país. Ante esta realidad, es responsabilidad de actores públicos y privados, defender y apoyar la oferta turística mexicana como parte de una industria prioritaria para el país.