A tan solo 259 kilómetros del centro de Veracruz se encuentra el pueblo mágico de Zacatlán de las Manzanas en el estado vecino de Puebla.
Aquí podrás disfrutar de varios atractivos turísticos que a través de Jarochosonline te los presentaremos.
Zacatlán vive al borde de la hermosa Barranca de Los Jilgueros y el olor a pan recién horneado te hará agua la boca, además de disfrutar de su monumental relojes.
Zacatlán es la tierra de las manzanas y aquí se deshidratan o se convierten en licores y mermeladas, además se realiza la Feria de la Manzana con bailes y desfiles de carros alegóricos.
El motivo
Los relojes monumentales
- En Zacatlán se halla una fábrica de grandes relojes fundada en 1918, se llama Centenario.
- Sus creaciones adornan iglesias, torres y plazas no solo en México sino en el extranjero.
- Hoy en sus instalaciones se encuentra además el Museo de Relojes y Autómatas Alberto Olvera Hernández.
- La historia de cómo miden los hombres el tiempo puede conocerse al entrar al museo.
- La Plaza de Armas está adornada con un agigantado reloj Centenario, hecho de flores y con dos carátulas.
Lo básico
Ver los fines de semana el show de autómatas que sucede en los balcones del museo de relojería.
Imprescindibles
- Entrar a cualquier panadería y probar el famoso pan relleno de queso ranchero.
- Ver la tarde pasar desde las mesas, al aire libre, del Café Dos Aromas.
- Ir al Rancho Mayab, para caminar entre árboles de manzana y aprender todo sobre ellos.
A diferencia de otras, la Plaza de Armas de Zacatlán gira en torno de un agigantado reloj cubierto de flores. Instalado en 1986 por Relojes Centenario, sus dos carátulas se accionan de manera simultánea movidas por un mecanismo central.
Si se camina hacia el sur cruzando el Parque Juárez, se llega a la Parroquia de San Pedro y San Pablo, un edificio de mediados del siglo xvii que ostenta orgulloso su fachada de cantera gris. En su interior neoclásico puede verse a Cristo presidiendo un altar blanco laminado en oro, y a sus costados se hallan, por supuesto, San Pedro y San Pablo.
Antes de abandonar la iglesia hay que detenerse en la Capilla de Guadalupe y admirar los cuadros virreinales con leyendas en náhuatl, así como el asombroso techo de madera de cedro.
Muy cerca de la parroquia se mira el Conjunto Conventual Franciscano, haciendo alarde de la característica sobriedad que en el siglo xvi imprimió la orden sacerdotal a todas sus construcciones. Dentro del templo aguardan tres naves y al fondo, después de una larga hilera de arcos de medio punto, recibe con cariño al visitante la Inmaculada Concepción. Arriba de ella, en un nicho a contraluz, está San Francisco.