julio 27, 2024

Un inusual acontecimiento sorprendió a los meteorólogos en Noruega, cuando el cielo de Gran, al sur del país, se vio inundado por un espectáculo de nubes nacaradas. Los tonos iridiscentes que parecían haber estallado en las alturas dejaron a los pobladores locales maravillados, pero para los científicos, esto desencadenó preocupaciones.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) explica que las nubes nacaradas, también conocidas como nubes estratosféricas polares, se caracterizan por su color similar al de las conchas de nácar. Estas adquieren tonalidades más brillantes cuando el Sol está varios grados por debajo del horizonte, creando un efecto de arcoíris en el cielo.
Según la OMM, estas nubes se forman en el círculo polar antártico, especialmente durante las primeras semanas del año, cuando el invierno se intensifica en esta región. Su creación inicia cuando la temperatura desciende a alrededor de -85 °C, por debajo del punto de congelación del hielo, siendo más fría que la temperatura promedio de la estratosfera inferior.
El fenómeno de difracción y la interferencia de ondas de luz son los responsables de la coloración única de estas nubes. Las pequeñas partículas de hielo en las nubes actúan como prismas, dividiendo la luz blanca en colores vibrantes debido a la difracción.
Aunque las nubes nacaradas son un espectáculo visual impresionante, su presencia no trae buenas noticias. Su aparición está relacionada con la apertura de agujeros en la capa de ozono, permitiendo que la radiación solar penetre más profundamente en nuestro planeta.
La Tierra cuenta con un escudo natural, el campo magnético terrestre, que la protege contra la radiación cósmica. Sin embargo, la actividad humana ha debilitado esta protección natural, generando agujeros profundos en la atmósfera que permiten el paso de la radiación del Universo a la superficie terrestre.
Mas nubes nacaradas son indicadores de agujeros en la capa de ozono que se están profundizando. La preocupación crece este año, ya que, a pesar de que estas nubes suelen aparecer en enero, han sido avistadas desde los últimos días de diciembre, señalando un adelanto inusual y preocupante que sugiere un deterioro prematuro de la atmósfera.